Aideé era alegre, solidaria, disciplinada, respetuosa, buena estudiante, Scout y de religión cristiana, era imposible que tuviera enemigos, así la describen sus compañeros del CCH Oriente de la UNAM quienes viajaron de la Ciudad de México al municipio de Huatlatlauca en Puebla para dar el último adiós a su amiga que llegó en un féretro de color blanco.
Tenía 18 años de edad, muchos sueños por cumplir, por eso trabajaba como dependiente en una tienda de ropa por las tardes. Una vida por delante, quería ser misionera en su iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Últimos Días, quería ayudar a muchas personas en otros países.
Hija de Wenseslao, panadero y músico de oficio, Ángela su madre atiende una tienda de abarrotes, una familia de cuatro hijos que dejaron sus raíces indígenas en Huatlatlauca, Puebla para emigrar a la capital del país y darle a sus hijos una vida mejor.
Aideé fue víctima de una bala perdida calibre 9 milímetros que la asesinó la mañana de lunes cuando estaban en clase de matemáticas. Sus compañeros dicen que se escuchó un sonido similar abrir una lata de refresco, podría tratarse de una “pluma-bala”, disparada desde un bolígrafo. Han pasado 72 horas y la Fiscalía de la capital del país no ha logrado determinar de dónde provino el disparo.
LA BALA LE ATRAVESÓ EL TÓRAX
Reportes del Instituto de Ciencias Forenses, indican que Aideé Mendoza Jerónimo murió debido a que la bala que le atravesó el tórax le ocasionó una hemorragia interna. Tras realizar la necropsia, los peritos determinaron que el proyectil entró por debajo de la axila de la joven, atravesó el tórax y se quedó en el abdomen.
La bala fue entregada a personal de la Procuraduría General de Justicia de la CDMX y fue integrada a la carpeta de investigación para que los peritos en criminalística determinen el calibre, la trayectoria que siguió el disparo, así como la distancia desde la que se efectuó la detonación.
En un féretro blanco arribó al poblado de Baixtla, municipio de Huatlatlauca, tierra indígena del Estado de Puebla. Bajo una lona, junto a una capillita, rodeada de unas 50 personas que la extrañan fue velado el cuerpo de Aideé, sobre un ramo de flores blancas una foto de la prepraratoriana junto a sus hermanos, todos sonríen. Una foto cuando todos eran unos niños.
Hoy al medio día Aideé será sepultada en la población natal de sus padres Huatlatlauca, Puebla, a unas dos horas y media de la ciudad de Puebla. Aquí donde los indígenas se ganan la vida tejiendo palma para elaborar sombreros, petates y chiquigüites, otros labran la tierra de sol a sol para cultivar maíz, frijol, calabaza y cacahuate.
Su familia exige justicia a las autoridades.
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