Un violento ataque con sello de sicariato y un narcomensaje de advertencia sacudieron la tarde del jueves en el Cuarto Barrio, evidenciando la disputa de grupos delictivos en la zona.
La tranquilidad de la calle Emiliano Zapata fue quebrada por una ráfaga de disparos al finalizar la jornada laboral del jueves. Edgar A. S., de 33 años, y su hermano Sergio A. S., de 32, fueron asesinados a tiros en la cabeza. Un compañero de trabajo, José P. T., de 64 años, sobrevivió de milagro tras recibir cinco impactos de bala y fue trasladado de emergencia al Hospital General.
De acuerdo con las primeras investigaciones, las tres víctimas acababan de salir de su empleo en la empresa Falcón y circulaban en sus respectivas motocicletas cuando fueron interceptados por dos sujetos encapuchados, también en una moto, quienes les dispararon a quemarropa sin mediar palabra.
Al llegar al lugar, los primeros respondedores encontraron una escena dantesca: los cuerpos sin vida de los hermanos yacían boca abajo junto a una motoneta y dos motocicletas. La Fiscalía, que procesó el sitio horas después, determinó que Edgar presentaba tres impactos en la cabeza y Sergio cuatro, lo que apunta a una ejecución planeada y precisa.
El sello del crimen organizado
El elemento que dejó en claro el móvil del ataque fue un narcomensaje colocado junto a los cuerpos. En una cartulina manchada de sangre, los agresores dejaron una amenaza explícita dirigida a quienes no se "alineen", firmada con el seudónimo "Gota a Gota" y con una clara advertencia a un rival, "el Piri".
Tras la agresión, los sicarios huyeron hacia la zona del parque industrial, según testimonios de vecinos que escucharon las detonaciones.
La Fiscalía abrió una carpeta de investigación por homicidio doloso y lesiones calificadas. Todo indica que se trata de un ajuste de cuentas relacionado con la disputa de territorios y extorsiones por parte de grupos de la delincuencia organizada que operan en la región.
Los cuerpos de los hermanos fueron llevados al Servicio Médico Forense de la capital poblana para la autopsia de ley. Mientras tanto, las autoridades rastrean cámaras de videovigilancia y posibles vínculos de las víctimas para determinar el motivo exacto de la sentencia ejecutada en pleno día y en un barrio habitado.
El cruel mensaje dejado en el lugar busca, según análisis de las autoridades, sembrar terror en la población y marcar territorio, mostrando la audacia con la que opera el crimen organizado en Huejotzingo.
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